Levanta tus brazos, si levantas el dedo gordo y apuntas hacia la luna descubrirás que el tamaño de su yema nunca superará el tamaño de la luna, sea el día que sea, la hora que sea y el lugar del mundo desde el que puedas observarla. Cuando el cielo esté poblado de estrellas eternas llámame, susúrrame lo que siempre me quieres decir.
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