lunes, 10 de diciembre de 2012

Use somebody

Nada podía salir mal, aquella noche y en aquel lugar, somos dos bólidos cayendo en un cielo sin luna, cabalgando en la cresta de una ola de espuma, esta noche.
Ya hemos probado los caprichos del destino y sus juegos retorcidos, pero el camino se ensancha y ya veo el final como el delta de un río que se abre al mar. El mundo es quien me inspira. Tú eres quien me inspira. Tú eres mi mundo. La gloria es algo que se va, todo lo que hagamos o dejemos de hacer es solamente para nosotros, para nadie más en el mundo, cuando se nos corte la respiración todo lo que hayamos hecho quedará para nosotros, por lo tanto es lo que debemos hacer, vivir.
El barco avanza dejando a su paso una estela, la nuestra.
La mañana brilla, se despierta, el frío se mete en el cuerpo, nos atraviesa los huesos, nos asedia, nos hiere, pero seguimos en pie, jadeando, como recién despiertos de un sueño en el que nos bebíamos a morro, en el que ningún frío en el mundo pudiese convertir el agua de nuestros cuerpos en hielo.
Y sobrevivimos otra vez al invierno. Y habiendo soportado eso ya nada nos puede parar, somos invencibles, y a pesar de que la eternidad dura tanto como se tarda en decirlo, se puede alargar tanto como uno quiera hacerla eterna. Porque amar no es un sentimiento etéreo. Hay impulsos en la vida que sí lo son. Pero nadie me hace tiritar como tú.