martes, 30 de agosto de 2011

Caía fría, la lluvia

Cayó mi primera lluvia de Agosto, y con ello recordé todo lo que entre risas había cruzado mi mente el día anterior, porque a pesar de haber sido un día fantástico tenía cosas escondidas tras de sí. Recuerdo cuándo pensé que en un par de días serías el centro de un objetivo de una cámara, para inmortalizar el paso de un año más, para plasmar tu madurez en una cifra, para recordar el día que pisaste el mundo por vez primera. Ayer también despedacé algún que otro trozo de la vida de otras personas, otra persona, a la que en el fondo quiero, pero tú, tú eres el pero. Eres tan inalcanzable como respirar el cielo, como abarcar todo el agua del océano en la palma de la mano, pero a la vez eres tan real que casi puedo verte, casi puedo sentir tu presencia y tu piel, casi puedo besarte si quiero. Y los kilómetros nos sumen en una infinita ecuación de elementos que nos hacen perdernos y dejar de comprender, y ponen en duda nuestra vida misma, pero en realidad no nos importa no entenderlo, porque a veces las cosas más reales son las que tienen menos sentido, hay que arriesgarse, hay que sufrir para que las cosas tengan vida, para que estén en su mayor plenitud, hay que esforzarse para recibir una recompensa y poder saborearla con toda la satisfacción. Quiero que lo sepas tú y el mundo entero, si hace falta cruzar el globo terráqueo, lo cruzaré por ti, pero acércate un poco más. No estés siempre tan lejos.

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