jueves, 18 de noviembre de 2010

Porque si besas de verdad no puedes pensar

Los besos inteligentes son los más crueles.

Años 80

Esos veranos en los que no importaba nada, en los que no existían corazones rotos, ni miradas desconsoladas, en los que no sentía rencor, ni ganas de reír después de salir corriendo, después de después de escapar, de guardarse cosas, ganas de gritar al mundo que ya nada te importa, que eso, no te importa, y borrar de tu cabeza esa canción que estúpida e ingenuamente llevabas días ecuchando sin saber lo que te iba a deparar, quiero sentir el calor en mi piel, sentir como me quema, otra vez, y el mar, de agua salada que me devuelva lo que era mio.

Un pequeño amor de cuento

Arañándome las mejillas, pidiendo ayuda a las estrellas. Fuera, en el balcón, dónde solías fumar un cigarrillo, siguiendo después ese humo hacia el cielo, arriba, más arriba, más aún.... Allí dónde precisamente habíamos estado nosotros. La primera estrella a la derecha y luego todo recto hasta mañana. Y otras muchas, y a todas les preguntaba, la habéis visto? Por favor, he perdido mi estrella, mi isla que no existe. Dadme un porqué , un simple porqué, cualquier porqué. Pero qué idiota, ya se sabe, cuándo un amor se acaba, se puede encontrar todo, excepto un porqué.

Mi vida sin tí

Como una sonrisa rota, como una flor sin petalos, como beber de un vaso vacio, como tirarse a una piscina sin agua, como respirar en un mundo sin aire, como amarse en lenguas extranjeras, como besarse sin labios que se entiendan, como el dolor del amor, de la verdad, de la mentira, del querer y del no querer. Como llorar en un universo carente de agua y con esa lagrima llenar el beso vacio de sentimiento.

Cartas mojadas

Te prometí que escribiría algo:
No tenemos por que desencadenar palabras sin sentido, ¿no? No sirven de nada, déjalos a un lado, sonríeme y déjame contigo, mientras el viento, en la terraza más vertiginosamente septentrional del universo, nos hiela. Agárrate a mi y déjame así. Dame ropa de invierno, dame frío cavernal, dame quererte sin poder más. Dame quererte más y más, por cada frío invernal

Un día llegó esto a mí, a la bandeja de mensajes, y a partir de ese día no hubo más discursiones, a partir de ese día fuimos nosotros, siento escribirlo aquí, pero es de las cosas más bonitas que me han escrito en meses, gracias por escucharme siempre, amigo.

Querido frio que me hielas las manos

Volvió el invierno, y los días de sol helado, de agua salada, tiritando en el mar, con cada risa, otra vez.

Muérete

Déjame en paz y empieza a llover. Vale, acércate y bésame despacio.
Un helado en pleno Diciembre, salir con paragüas cuándo hace sol, saltar los charcos descalza, reír con lágrimas en los ojos.
Dame un abrazo, tengo frío.
Caliéntame las manos.
¿Soy una niña caprichosa? Sí, lo eres.
¿Qué más me dá? Lo siento, pero ya no existes, te has ido y no es mi culpa.
Y sigo teniendo las manos frías.

Explota

Cuándo se queda un chicle sin sabor, cuándo no tienes ganas de levantarte por las mañanas, cuándo no quieres besarle es que ya no le amas y sufres por no hacerlo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Buenas noches mi amor

¿Y si hoy llego y solo hay un colchón en el suelo?
Querido dolor:
Estoy harta de relaciones frívolas y efímeras, estoy cansada de sentarme en el suelo del balcón y hacer nubes de humo, de ver todos y cada uno de los tejados de la ciudad, de color rosado, de casitas, altas, bajas, de edificios bonitos y feos, de sentarme en ese banco, morirme de frío y que no venga nadie a ofrecerme su calor, de tener las sábanas frías, los pies sin calcetines y sin amor que me les dé calor. Y así, congelarme, en invierno, sin esperar que llegue el calor, queriendo tener más frío, más y más. No espero que llegue el estúpido momento que bajes del tren y corras por las calles hasta llegar a mi casa y besarme, y hacer que recupere el calor de mi cuerpo, de todos los meses muertos.

Tu día cualquiera

Me gusta la forma en que te rascas la nariz, la forma en que bostezas, la forma en que pones carantoñas, la forma en que te levantas por las mañanas, la forma en que me miras, la forma en que te enfadas conmigo.
Hazme unas galletas con chocolate, vainilla y helado de limón, coco en trocitos. Encerrémonos en la pequeña habitación y no salgamos nunca más.