miércoles, 28 de diciembre de 2011

No sé por qué me empeño en recordar todo

La vida es una gran pecera

Hoy conseguí no ahogarme. Me he sentido bien a tu lado. A veces me volvía loca porque no tenía nada que decir, y no tuve mis momentos de aislamiento. Pero caminamos en paralelo al mundo, y nos sentamos igual. Nos cogió el frío. Pero sonreímos. Hacía tiempo que no pasaba algo así. Si echamos la vista atrás hemos recorrido un gran camino en conjunto, y me he dado cuenta hasta que punto te había echado de menos.

Que alguien me venga a buscar

Estoy esperando, sola.

Inocente

¿Cuántas cosas no habré perdido? Sí, pongo la vista atrás, aunque no deba hacerlo y hago un resumen del año, aunque no me guste hacerlo, recuerdo, con calma cada vez. Cada vez que me besaron con amor y no correspondí, cada vez que alguien confió en mi y lo defraudé, cada vez que destruí una ilusión como quién destruye un castillo de arena. Ahora mismo querría abrazar a muchas personas. Ahora mismo soy feliz. Pero, como siempre me invade la nostalgia como un perfume fuerte que nos cambia el humor. Y en el fondo quiero a todas esas personas, pero ya las he dejado escapar, a pesar de sus esfuerzos. Solo doy gracias porque hayan podido rehacer su vida. Estos balances de final de año me hacen sentir como un prisionero condenado a muerte al que le faltan pocas horas para ser fusilado y debe confesar todo lo que siente, decir todo lo que se le viene a la cabeza para liberarse, pero no es el caso, afortunadamente, aunque podría serlo, me estoy fusilando a mi misma, quiero ser siempre mejor, soy egoísta, egocéntrica, ego ego ego, soy María, soy viento pero quiero quedarme. Me encuentro en la total incertidumbre. Y me hace daño recordar. Pero aún así, manténlas a mi lado, siempre. Dame muchos más años para seguir recordando, con el corazón desbocado.

martes, 27 de diciembre de 2011

101 paseos sobre la playa en invierno

Hoy, bueno, a decir verdad no fue hoy, fue el día de Navidad, mi padre se acordó de qué manera me fascinaba escuchar Scarborough Fair al anochecer, al lado de la torre del reloj, en Dubrovnik, y relajarme mientras la noche caía, y el mar era más azul de lo normal, y todo era precioso, no como ahora, quien sabe, quizá necesite viajar, con mi familia, con mis amigas, sola, con quien sea, pero viajar. El año llega a su fin, con todos los rituales de todos los años, y yo sigo aquí, sin saber qué hacer.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Ahora que casi se pueden contar con los dedos de dos manos

Ahora que los días que quedan del año casi se pueden contar con los dedos de las dos manos, y unos pocos de un pie, echamos la vista atrás, como todos los años, y a pesar del consumismo que nos rodea, de las tensiones familiares, de las cenas aquí y allá, nunca sabemos sonreír de manera tan sincera, nunca sabemos abrazar tan fuerte, nunca sabemos sacudirnos el frío con tanta facilidad, nunca sabemos llorar, correr, y darnos cuenta de que, a pesar de que nos estemos quejando constantemente la vida nos da más de lo que le damos nosotros a ella. Quedaron más días atrás de los que vendrán. Pero en nuestras vidas quedan más de los que han pasado. La familia que siempre está ahí, luchando por delante y por detrás por mantenerse a flote, que lo da todo a cambio de nada, que vive solo para ser eso, familia. Y luego, algo que podría decirse que ha sido lo mejor que me ha pasado este año, el descubrimiento de la amistad, de un conjunto de personalidades que se conjugan y se fusionan en una sola alma, y, así se encabeza mi lista de agradecimientos y de propósitos, que será bien larga, doy gracias por estas cosas y me aseguro de preservarlas tanto como mi propia vida, porque de ello depende que siga siendo mi vida.

viernes, 16 de diciembre de 2011

No hay droga más dura,

que el roce de tu piel.
El mar se extiende como un manto infinito bajo nuestros ojos. Esta noche me iré tarde a dormir, sé que tú no volverás a casa. Y eso me tranquiliza.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Moscú

¿Que a dónde va el amor cuando se acaba? Nadie lo sabe.
Qué más os da.
La calle está mojada. Hace frío, como no. Por lo tanto soy feliz. Pero tengo ganas de llorar. Esta canción me pone triste. Quiero correr y deslizarme, y caerme, y escapar. Y, no sé qué quiero, pero de todo menos vivir esto. Es increíble como nos asedian las emociones, así, de repente, y arraiga en mi un sentimiento extraño.
Y vuelvo a poner la misma canción otra vez, y mimetizo mi mundo, y no sé qué estoy haciendo, lo observo desde fuera. La gente tiene la virtud de revivir en los mejores momentos. No sé cómo voy a afrontar esto. Me quiero ir lejos. Aunque me los llevaré en la maleta.