lunes, 27 de junio de 2011

Distancia

El viento me acariciaba la cara, la niebla se preveía en el horizonte, produciendo una agradable brisa que me recordaba a tus besos. Estaba en el lugar dónde naciste, veía los edificios que veías tú a diario, pero tú no estabas. Conforme nos alejábamos del sitio dónde habíamos pasado el día podía ver mi piel un poco más oscurecida por el sol y, a través de mis Ray Ban los paisajes que iban discurriendo como una película sin sentido alguno. Tenía sueño, estaba muy cansada, el día había sido duro, y los ojos se me cerraban como cortinas que se abren al mundo, entonces caía en sueños discontinuos en los que veía sistemáticamente tu cara, como una pesadilla al despertar, porque sabía que tú no estabas aquí. Y escuché tu risa, sentí el calor de tus abrazos, el sonido de tu voz, y me acordé de que existía una gran distancia entre nosotros, y me dieron ganas de gritar, gritar como me gritaste la vez primera que me conociste, cuándo me animabas desde un barco a seguir, en el mismo lugar en el que hoy no estabas. Cerré los ojos otra vez, volvías a estar ahí, aunque yo no te conociese, estabas en los rayos del sol que me traspasaban la piel, estabas en el viento y en las motas de arena, estabas en las ventanillas que se empañan y en los cristales oscuros de las gafas de sol. Entonces percibí un atisbo de esperanza, el domingo, y que cumplieras tu promesa, y que volvieras aquí, a este lugar inhóspito en el que muchos quieren vivir, vuelve algún día de verano aquí, te veo el domingo, no me falles.

miércoles, 22 de junio de 2011

Everybody hurts, sometimes.

Cuando salí a la calle esperaba poder respirar aire puro y lo único que me encontré fue un aroma a gasolina permanente que reemplazaba al oxígeno, una sensación extraña en el cuerpo de caminar como un androide y el deseo de parar el despertador que sonaba cada mañana con la melodía de James Blunt desde hacía meses hasta Septiembre, aún recuerdo el primer día de curso, iba vestida de cualquier manera porque no sabía ni dónde estaba, recién llegada de Inglaterra la noche anterior. Pero llegué a casa y solo pude dormir, me convertí en una víctima de la presión de los últimos meses y dejé que sueños confusos me arrullasen  hacia dónde nadie sabe. Al despertar me encontré la tele encendida y tuve la tentación de poner My Fair Lady, por probar, aunque de lo que realmente tenía ganas era de una buena razión de Los chicos del coro, que siempre me crea las mismas sensaciones, no sé cómo lo hace. Pero encendí el ordenador y me puse a ver Gossip Girl, hasta que megavideo me traicionó y con la banda sonora de Amélie de fondo me pasé el resto de la tarde leyendo el blog de Miguel, ahí sí que me sentí psicópata, sin nada más que hacer. Desperté del todo a la hora de la cena, cuando me tuve que levantar de la mesa (siempre me quedo de última) para darle un beso de buenas noches a Mateo, que mañana se marcha de campamento. Entonces  al pasar por delante de mi habitación vi la agenda tirada encima de la cama y resistí fácilmente la tentación de coger el móvil, hojeé la agenda, con todas las esquinas arrancadas ya, con dibujos y nombres de canciones por doquier, señalados los mejores días con rotuladores de colores, y entonces todo mi año se me echó encima y regresé a la cocina con la libreta amarilla que habíamos comenzado (Teté y yo) a escribir el curso pasado, y al llegar a la cocina salía de la radio antigua, la radio más bonita que tenemos, lo siento, pero es preciosa, pues la radio cantaba Can't stop loving you, de Phil Collins. No se acaba el mundo, pero se acaba la mayor despedida desde que abandonamos el colegio. ¡Que nadie se rinda!

We are.

¿Por qué no ser esa gente que  en un futuro sea recordada?

martes, 21 de junio de 2011

Ahora que ya no puedo hacer más.

Hoy quería dar las gracias a todas las personas que van a abandonar estas aulas para siempre, quería darle las gracias porque, después de tantos años han conseguido que les cogiese cariño. Ahora siento tener que concretar, pero quiero referirme a una persona en concreto, a Teté. A pesar de mi prodigiosa memoria no recuerdo cuál fue la primera vez que despegaste los labios parra dirigirme una palabra, una sonrisa, un hola soy Teté, ¿quieres ser mi amiga?, claro que quería. Y el mundo nos ha llevado a recorrer un camino juntas, desde embadurnarnos con plastilina, pelearse por quién le hacía los mejores masajes a Marisa, aprender  el abecedario, las primeras divisiones, el salto a este centro, los eternos lunes desde hace más de ocho años, el triángulo de las bermudas que Manolo no soportaba y apelaba Las Tres Marujas, dos años de delegación juntas y los mejores nueve meses que he tenido encerrada en estas horribles paredes de ladrillo de color blanco. Créeme si te digo que me parte el alma dejar atrás trece años como quién deja escapar un tren mirándolo tras el cristal de una ventana, Sé que te espera un futuro mejor, una vida completamente nueva, pero todos los que parten a un viaje dejan un vacío y una angustia extraña a quiénes se quedan. Y que alguien diga lo contrario si quiero, pero a pesar de tu característico carácter, de tu imagen fuerte hay un corazón a la deriva de un océano de nuestras lágrimas. Supongo que ahora, que ya no hay nada más que hacer, ahora que no hay manera de retenerte aquí, ahora tendré que darte las gracias. Gracias estos trece años, por estos aproximadamente cuatro mil días, gracias por cada mirada, or cada secreto, gracias por tu euforia y tu silencio, por tus abrazos y tus manos templadas, por ser parte de mi rutina, por los trozos de papel escritos con palabras, porque tenga que rehacer mi vida sin quererlo, por ser tú y por tu presencia todos los días del año. Gracias también a esta clase por los mejores nueve meses dentro de este instituto.

sábado, 18 de junio de 2011

Nueve meses.

Y no miré atrás al irme, como solía hacer, dejé en el parque todas las emociones de los últimos meses, me dejé resquebrajar en un abrazo que me partió el alma. Y así se escapa mi vida, se acaba una etapa, donde todas las personas a las que quiero con la fuerza de los mares y del viento se escapan así, como un soplo de brisa, como si nada importase, dejando tras de sí una infancia, un amor pasado, dejando tras de sí un pedazo de mi vida, que se tira al océano, para que no se note que no para de llorar. Trece años son muchos años, son unos cuatro mil días con algunas personas, todos los días, a todas horas, son palabras risas, son demasiadas cosas, demasiadas miradas, que se perderán en la infinidad del infinito. Adolescencia estúpida, no me abandones. Que sepáis, personas que me habéis soportado durante los últimos nueve meses que si alguna vez os he abrazado, os he mirado con ternura, os he dedicado una palabra amable es que valéis la pena, y que ojalá siempre fuese así. Gracias por tantos años atrás, gracias por este curso, gracias por no querer despedazar mi corazón y hacerlo igual. Considero este el fin de una etapa, esperemos que nos deparen un futuro mejor, pero seguid rasgando mi corazón, por favor.

jueves, 9 de junio de 2011

I found it hard to love you.

            
¿Quieres que te haga llorar? No necesito hacerte daño, solo necesito que veas lo bonito que es el universo cuando te toca el corazón. Estallan gotas de agua sobre tu cuerpo boreal y se evaporan produciendo un clamor inmenso, como el canto de las sirenas. Quiero que veas anochecer en el Círculo Polar, que sientas frío, que se te congelen los labios y que solo un beso consiga darles calor, quiero que te tires desde un paracaídas y veas el mundo a tus pies, quiero que comas chocolate negro y que sientas el frío de mi piel chocando contra el calor de la tuya, quiero que veas las terrazas acostarse de noche, quiero que veas a alguien reír, quiero que cojas una paloma blanca con tus manos, quiero que veas la Torre Eiffel iluminada, quiero que saltes al vacío desde las cataratas del Salto del Ángel, quiero que rompas las cartas de amor que no lo son, que borres de tu contestador todos los mensajes de gente que no te amó, quiero que te enamores a la orilla del mar, quiero que cantes una canción a altas horas de la mañana. Quiero que seas feliz, quiero que llores tú de felicidad, tú por tu cuenta.

Siempre la buscaste a ella.

Era extremadamente jueves, siempre estaba en el medio, se encontró con una melena rubia y se enzarzó en su cabello del color del sol, la chica tenía los pantalones rotos y la camiseta igual, ambos muy cortos. Se la encontró en Irlanda. Tenía un reloj de color dorado y una guitarra a cuestas. Y perdiste la cabeza. Y empezaste a vagar por el mundo con botellas de tequila en tu maleta.

martes, 7 de junio de 2011

Luces de neón.

Pálidas luces de neón iluminan una oscura calle de Madrid. Almas en pena vagan desconsoladas buscando el amor en pequeños locales nocturnos con decoración siniestra y sugerente. Corres sin rumbo pensando que eres el centro del universo, el eje del sistema solar, te crees que te ven desde la luna. Te equivocas, no se ven los rascacielos de Nueva York, con sus luces doradas, no se ve la muralla china, no  se ve la torre Eiffel ni las pirámides de Egipto, no se ve el Empire State ni se ve Japón, ¿Por qué iban a verte a ti?, no tiene sentido. Despierta y no deshagas la almohada a golpes, esas plumas no son de ave y no te harán volar, y eso si tienes suerte y no te encuentras espuma en el lugar sobre el que duermes. Reconoce que no eres feliz y que le tienes miedo a los cubiertos de plástico y a las latas oxidadas, que cantas en la ducha y sueñas cosas incoherentes. ¿Qué ha sido de todos los conciertos en un bar? Dame un abrazo que me encoja el alma y ámame tanto que nos duela a ambos, olvidémonos del mundo que no existe. ni tú.

Montana, EEUU.

Nunca había tenido que plantearme eso de despedir a una amiga de verdad, y trato de olvidar lo más posible que ese momento a a llegar en algún momento, y cuándo llega el momento de recordar te ruego que no te vayas. Todos sabemos, rectifico, al menos yo sé que esta será una de las mejores experiencias que tengas en la vida, te lo pasarás bien, harás amigos, aprenderás idiomas, reirás, serás muy libre, mucho. Un año. Para ti se traduce en un telediario, para mí se traduce en una eternidad, en un milenio de miles de telediarios. ¿Te planteas como serán nuestras vidas después? Nadie lo sabe. Pasarás el invierno en algún lugar frío de Montana, y el verano, y disfrutarás del frío hasta que te hartes de disfrutarlo, y entonces acuérdate de mí, el frío es maravilloso. Es la conjugación del éxtasis de todas las emociones mezclado con la inteligencia humana, sí, es una buena definición. La verdad me cuesta ponerme a pensar en todo lo que va a pasar, en qué será de nuestra amistad, a quién le diré todas las frikadas del mundo, a quién le confiaré mis secretos, a quién le leeré la mente, en quién pensaré primero al tener que contarle algo, a quién le pasaré canciones, con quién cantaré el waka waka y el alejandro a las tantas de la mañana en un autobús perdido en medio de ninguna parte en una isla en el océano atlántico. Vas a ser la reina del círculo polar, te lo digo yo. Supongo que si sigo mucho más reincidiendo en lo que bien ya dije, voy a llorar, y no me apetece, ya lloré y ya lloraré, cuándo vea que ya no hay forma humana de retenerte aquí a mi lado. ¿ Quién me convencerá con un movimiento de mano de que baje desde la ventana ?
No sé, supongo que te he querido en el momento equivocado, aunque quererte no sea una equivocación nunca, decir eso es atentar contra mi estado personal. ¿ Y qué quieres que te diga babe ? Ahora lo único que te digo es que quiero pasar los días de verano contigo, quiero correr en la playa, sentir el sol en la piel, la sal del mar en el pelo, y sentir la risa en la cara, esa hermosa risa que ahora brilla más que nunca. Lucharé hasta que mi imperio caiga para poder pasar un segundo más a tu lado, te llamaré todas las veces que pueda, viajaré aunque sea andando para verte, como dice la canción, no quiero saber cuántas veces la hemos cantado porque quizá me sorprendería.
Y el día en que vuelvas y te espere en el aeropuerto, correré hacia ti, y al no saber que decir te abrazaré con fuerza, esa fuerza aplastante que solo tu impactas en tus abrazos, y después de eso canturrearé en mi mente esa canción, me vendrán todas de golpe, y lo único que espero que no pierdas en esta aventura, en la que puedes perder hasta los zapatos es nuestra confianza, nuestra amistad, nuestros recuerdos, espero que no me pierdas.