jueves, 11 de abril de 2013

Los días raros

Eres como en un estallido de luz en el invierno frío, en primavera tardía. El mar se levanta herido, la corriente enseña el camino. El viento ondea su bandera, acaricia la piel trayendo consigo un aire cálido. Se nos escapa. No logro hacer que llegues. No consigo traerte, no lo veo en tus ojos nunca más. Necesito verte. Todo el mundo duerme y yo vivo insomne. Libre como un ave dueña del océano. Sueño con despertar en otro día, cuando todo haya acabado. Y poder sonreír. Es esa luz, siempre esa luz. ¿Has visto acaso alguna vez algo más bonito que esa luz? Esa luz, ese reflejo, ese suspiro, esa vida que irradia. Esa frialdad en invierno, es la frescura en verano. No siempre los tiempos son fáciles.
Es una nube que destila. Que ilumina. Es el cielo que se esconde tras de ella. Es aquella historia de piratas. Nunca he vuelto a aquél lugar que me dejó la piel cuarteada, los ojos cansados, dulce pero salada. El pelo enredado entre las algas. Ya no recuerdo lo que era besar. El apremio de la correspondencia. Las noches eternas. ¿Cuántos días más he de esperar?

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