viernes, 19 de abril de 2013

Face your own truth

Tienes alma de precipicio, y te enfrentas al mar, o lo acaricias como el viento. Cada nota es una bala en una guerra. En un mundo donde reina la hipocresía nos encontramos perdidos. Aunque tu sigues vivo, te mantienes, reconozco que yo, en ocasiones agonizo. Se me desgarra el alma cuando veo lo distinto que puede ser el azul, allí donde se junta, donde se mezclan todos sus matices. No sé hace cuanto tiempo hace que te cruzaste en mi vida, y quizás en mejor que no lo sepamos, la vida supone un progreso, como se espera de todo artista, que evolucione, si no es así no es satisfactorio, no se cumplen las funciones esperadas. Ésa es la razón por la cual haber cambiado me alegra, si eso llega a ser así, pero el simple hecho de que hayas llegado en silencio es muy importante. Las personas más importantes viven en silencio, esperan, están ahí, siempre, impasibles, y se hacen alguien sin darnos cuenta, hasta el día en el que hablan.
Se refleja, como un espejo, frío, con las risas como eco de la infancia, como el sonido de nuestra vida, el murmullo del agua un recuerdo. Y ahí estamos, con los pies enterrados en la tierra, como nuestras raíces, el influjo vital, se nos congela la piel pero nos arde la mente. Es la espuma del agua, de tu río que desborda. Parece mentira que uno tenga que morir en el otro. El río muere siempre en el mar, o si no no muere. Hay algo diferente en ti. Sólo quiero hablar, donde habite el olvido. Como las luces del amanecer, llama de madrugada.

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