viernes, 9 de marzo de 2012

Todos amamos desesperadamente

Lo podamos esconder o no. A lo mejor ya puedo respirar sin ti. Aún no lo sé. Pero aún no ha pasado nada, y nunca hemos sido nada ni nadie, y antes de eso nos han cortado las alas al volar. Pero lo hemos disfrutado, después amargamente, pero nos hemos consumido. Quiero volver a adentrarme en tu silencio, aunque el tiempo no me deje. Yo nos condené, siempre lo hice, empezando por decir que sería el final de todos tus caminos, pero aún estando destinados a morir, estamos destinados a ser el culmen de nosotros mismos. No te tires aún. Quédate a mi lado. Aunque seas consciente de que nunca te quise, y probablemente nunca lo llegue a hacer, me gusta sentir el calor de tu sangre corriendo por tus manos aferradas a las mías.
Nos fusilamos día a día, mientras nos asedia la primavera, atacando con cielos claros, con calor y con sonrisas que nos enternecen, que nos hacen perder la noción del tiempo observándonos a través del filtro de un cristal que nos separa. Eso, y un secreto que no podemos desvelar. Y aquí estamos sumisos en días melancólicos que nos hacen recurrir a sordas miradas, que no dicen nada, pero quieren decirse todo, aunque viven presas del miedo, y probablemente así mueran, la vida es injusta, pero nunca creímos que lo fuera a ser así con nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario