domingo, 11 de marzo de 2012

Y la caricia del calor

La noche comienza a caer, silenciosa, aún fresca pero rosada. Como una melodía que te invita a a amar.
Aunque nos diga las palabras más estúpidas del mundo, aunque no sea lo que siempre quisimos oír me doy cuenta de que sumida en tu mirada nos da realmente igual lo que pase en el mundo exterior porque has conseguido teñir el cielo entero del mundo del color de tus ojos azules. Me recuerdas a las caricias de agua salada del verano, un verano que tú conocerás bien. Paseos en las rocas, barcos en el mar, la vida fuera de casa hasta tarde, siempre, y el sol traspasando nuestras pieles desnudas. Siempre ahí. Recordándonos que estás tú ahí, el mar también me tiene enamorada, por eso cuando me miras me apresas como quién se ahoga en un intento de salir de un remolino. Por eso no quiero salir. Porque he de morir dentro.

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