lunes, 26 de marzo de 2012

Para piel de manzana

Encadéname allí y no me dejes volver nunca. Era todo mejor de lo que podía haber pensado en los días de mi vida. El mar era testigo, el único, sentados en las rocas, con el tímido calor de la nueva primavera que llegaba para quedarse. Y cuando por fin atamos nuestras miradas y la presión imantada nos hizo levantar el vuelo, nos condenamos. Y si antes no podía olvidarte ni un segundo, ahora solo te olvido si no respiro. Me convertiría en roca para estar anclada allí por siempre. Las olas rompían nerviosas. Más que mi voz que escaseaba, y mis palabras se atragantaban como nunca lo habían hecho. Pero nos armamos de valor y comenzamos la batalla, y una vez se cruza el campo de batalla se desata la guerra, y sin hacernos daño empezamos todo. Ahora solo me falta el calor de tus abrazos, tu sonrisa y tus ojos tan azules. Ahora solo me falta todo.

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