Ya se nos ha pasado el tiempo. Nunca se pueden romper cristales si no tienes las manos frías. Y ahora se va. Recuerdo la sensación que producía el agua al introducirme en la bañera en la que tú dormías. Algo se deshace. Aunque esté aquí contigo, y tú estés ahí, en mis sueños, nada está en su sitio, porque esta noche me muero de frío.
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