viernes, 30 de agosto de 2013

Cocaine

Antes me consideraba mucho más egocéntrica, es por eso quizás por lo que tenía la capacidad de plasmar mejor mis sentimientos, o quizás porque me cuesta toparme con verdaderos sentimientos, y es por eso por lo que cuando realmente los encuentro es cuando más deseo escribir, y cuando menos soy capaz.
Hace unas cuantas noches, cuando aún podía dormir sin sobresaltarme, me despertaba y te encontraba a mi lado, maldita la hora, qué fácil es acostumbrarse a las cosas buenas. Es como las bombas al caer, dejan a su paso un recuerdo, un áurea. Es como despertarse en un país lejano, con alguien que te hace feliz con solo mirarte a los ojos. Es como lanzarse desde lo más alto de un acantilado y poder gritar. Como ir a la playa de noche, ver oscurecer, y aferrarse a quien te da el calor que se lleva la brisa del mar. Ese eres tu, con tu piel suave, con tus manos grandes, con tu sonrisa deslumbrante, y vienes, y me llevas, me llevas a cualquier lugar, pero siempre consigues que me olvide de que existe el mundo. Y cuando hablo de ti se me escapan las palabras, y no sé decir más que siempre lo mismo, más que que ya no existen las palabras ni las miradas ni el resto. Hay momentos que nunca se olvidan, y nosotros somos imposibles de olvidar, no tengas miedo de desgastarme, somos eternos.

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