viernes, 6 de mayo de 2011

Frío y breve como un beso

Entré en el ascensor acalorada y con las mejillas encendidas de la risa con mis amigos, una chica joven, no pasaba de los treinta y cuatro me sonrió con una mirada cálida y con una camisa de flores muy bonita, y dice:
- ¡Qué ojos tan bonitos!
Mi conclusión es que la gente está loca de remate, aunque se lo agradecí, y vagué el resto del día pensando en lo apartada que estaba realmente del mundo, y en que hoy debería de ser invierno, y hacer frío de verdad, no frío de invernadero, y que si realmente llegase a llover, debería ser lluvia de la de bailar.
Y sentada al lado de un chico que respira ritmicamente como si tuviese algún problema respiratorio, uno, dos, inspira, expira, me vuelvo loca, uno, dos.
Luego me tiro por la calle y creamos música, entonces me doy cuenta de que ya no estoy en el mundo, ese grupo me aparta de él, y eso es lo que siempre he buscado, adiós mundo.

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