sábado, 27 de octubre de 2012

Another day in paradise

Me gusta el modo que tienes de estar en el mundo, la manera en que sonríes, en la que te acercas.
Me siento renacer cada vez que terminas de besarme y nace la melancolía incitada por la muerte del beso, y entonces me miras, y se detiene el mundo. Con esos ojos que miran tan profundo que se te hiela el alma, tan profundo que da miedo. Aunque no lo creas ven hasta tan lejos que me han visto a mi.
Y a veces recuerdo cada segundo, minúsculo, estúpido, pero que nos llevó a la cumbre del mundo. Lejos, muy lejos, a miles de kilómetros. Cada vez que te acercas puedes incendiarme, solo con querer, con quererme.
El universo se nos presenta enorme, pero incluso las cosas más insignificantes pueden ser las más hermosas. Al fondo la melodía de un piano, el sueño de una noche parisina, el escondite perfecto, el calor contenido, las miradas concentradas, la adrenalina corriendo a flor de piel, infringiendo las normas, no deberíamos. Y siempre tenemos ganas de más. Porque si existe algo más fuerte que el amor en esta vida ven para que te demuestre lo que siento.
Me pierdo en cualquier parte de la galaxia menos en tu cuerpo, que hace que me pierda. Puedo no ver un eclipse lunar, no darme cuenta de que se me ha echado la noche encima a pesar de ser de día, pero a ti te vería desde el otro lado del mundo, allí donde ahora es verano.
Pequeño Otoño.

1 comentario:

  1. Ola, María. Son Ledicia Costas. Quixera falar contigo dunha cousa. Poderías enviarme un mail a lediciacostas@hotmail.com para ter o teu contacto? Grazas e bicos.

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