miércoles, 25 de abril de 2012

Creo que estas horas de la noche

No son las horas. Pero nunca son las horas de conjugar el amor con el fuego, al menos he de confesar que para mi no, porque sí, es fácil incendiarse si se dan las condiciones idóneas para que el fuego se expanda, pero no es fácil amar y volar y querer es lo mejor que te puede pasar en esta vida, y cuando encuentras a alguien que te proporciona todo eso piensas que si se va tu vida se va con esa persona, y es posible que sea cierto, porque hay gente que se lleva una parte de tu vida consigo.
Y de repente, tras la masa de gente te veo aparecer, con esos ojos azules, con esa sonrisa y ese pelo que solo tú tienes, y por muy quieta que permanezca, mis pies comienzan a correr hacia ti, y te beso, aunque no lo sepas aún, y nos desnudamos con la mirada, y de la mirada pasamos a las manos, ya sea tirados en un campo, o en la playa, o contra la piedra helada. Una gota de agua nos recorre el cuerpo, y fría, se evapora. Nos damos cuenta de que queremos estar tan juntos que no podemos ya ni respirar y que el nivel del mar ha subido considerablemente desde que nos vemos, porque los polos se deshielan con nuestro paso por ellos. Quédate siempre a mi lado por favor, porque si te vas, a lo mejor se cae el mundo, solo a lo mejor.

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