martes, 18 de septiembre de 2012

Arde

En el momento en el que todo vuelve a su sitio yo vuelvo al mar. Donde quiera que esté. Lo observo, cierro los ojos y comienza a anochecer. Y el cielo se baña en el mar. Me quito la ropa, y el viento se cuela entre cada uno de mis poros, esta vez sí me quiere. Estoy sola, pero me separo de mi cuerpo. Y de mi ropa. Que queda tendida en el suelo, como si de un cadáver se tratase. Corro, y me tiro. Entonces la escultura rocosa creada a lo largo del tiempo se extiende en frente de mis ojos, todas las luces que nos pertenecen tocan el suelo de agua, la adrenalina corre por mis venas, por todas y cada una. Y de repente entro, entro y desciendo, más y más, el pelo se empapa, el cuerpo cambia de temperatura, la sal se fija en la piel, y la respiración deja de ser. Hasta que empiezas a ascender, y respiras otra vez, y vuelves a la realidad, pero ya es otra realidad, ahogada, has vuelto. Caminas por la arena. Y me olvido del mundo. Solo sé que has vuelto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario